miércoles, 18 de julio de 2012

RAJOY ATRACA TAMBIÉN A LOS MUERTOS, y 3

De las últimas medidas económicas tomadas la semana pasada por el gobierno de Rajoy (o mejor, del señor Rajoy, por aquello de que en este país el tratamiento es más de unos que de otros aún hoy) la que más llama la atención es el aumento del IVA a los muertos, del 8 al 21%. En un arranque de lucidez, el Presidente habrá pensado: “La crisis de este país la va a pagar sus muertos”. El diario El País del pasado domingo 15 de julio desmenuzaba la letra pequeña de los últimos recortes publicados en el BOE del día anterior y se podían leer como en una mala obra de teatro del absurdo cosas como, por ejemplo, que los parados que perciben una ayuda por desempleo la perderán si viajan al extranjero. Pero en ese mismo reportaje aparecía la nómina de dos trabajadores que ilustra bien a las claras el problema de nuestro país. Una de ellas, perteneciente a un profesor de instituto, apenas superaba los dos mil euros mensuales; mientras que la otra, perteneciente a un consejero de comunidad autónoma, se acercaba a los seis mil euros mensuales. Pero a la injusticia entre los dos sueldos hay que sumar que mientras el profesor se paga el almuerzo y el transporte de su bolsillo cuando va al trabajo, el otro, el político, se lo apunta en dietas y en coche oficial. Los políticos actuales se parecen a unos padres de familia que ante un problema económico familiar eligieran matar de hambre a sus hijos antes de renunciar a vestir bien, cenar con los amigos o tener sus escapadas románticas de fin de semana. La clase política es hoy unos de los principales problemas de la sociedad española según aparece en las sucesivas entregas de la encuesta del CIS o en el sinfín de correos que circula por internet sobre el tema. Los ciudadanos, como hijos condenados a morir de hambre, tendrán todo el derecho del mundo a salir a la calle con cacerolas a protestar ante su ayuntamiento, su diputación o su sede autonómica o estatal para exigir que los padres de la patria renuncien a sus privilegios. Solo de esta forma, dando ejemplo, podrán pedir a los ciudadanos que sigamos confiando en ellos. Si en otoño los dos partidos mayoritarios no son capaces de presentar un pacto de Estado, al que se sume el resto de partidos, donde se visualice de forma nítida y clara el recorte de privilegios de la clase política para afrontar los duros tiempos que corren, el pueblo tendrá toda la justicia de su parte para mandarlos a todos, dicho también de forma nítida y clara, al carajo.