jueves, 1 de septiembre de 2011

GOBIERNO MUNICIPAL VS COTO PRIVADO

Desde el almuerzo posterior a la lectura de mi tesis doctoral en 2008 no se me cerraba el estómago hasta el punto de impedirme comer. En aquella ocasión, por la emoción de ver el logro conseguido tras años de trabajo, dejé en el plato casi intacto un suculento medallón de solomillo de ternera. Hoy, cuando agosto se despide con unas gotas de lluvia, la tristeza e indignación. por el despido indiscriminado de varias decenas de trabajadores del Ayuntamiento de Lepe, no me deja comer unos sencillos chícharos con huevos. Mayormente, porque tamaña injusticia hace aflorar algunas lágrimas a mi mujer, que lleva más de 30 años trabajando en el ayuntamiento y no da crédito a lo que está pasando.
En las dos últimas legislaturas municipales se ha contratado a diestro y siniestro (es solo una frase hecha) a cientos de trabajadores sin ajustarse a la ley que obliga a que los puestos de trabajo públicos se oferten en igualdad de concurso a los ciudadanos. Ante tamaña injusticia nadie hace nada. Se han sobrepasado todos los límites en el nepotismo y el clientelismo político y nadie ha movido un dedo. Es vergonzoso, sobre todo, en el caso de la oposición socialista, cuyo papel es controlar que el gobierno actúe conforme a la ley.
Por lo que sé a día de hoy los despidos, más que a un ERE, se ajustan a una purga propia de regímenes totalitarios, de triste recuerdo. Se despide, en muchos casos, a personas que accedieron tras un examen a su puesto de trabajo y que lo desempeñan con solvencia desde hace años y no, por ejemplo, a los enchufados para buscar votos en las últimas elecciones municipales de mayo.
Ante este panorama tan indignante y descorazonador, uno no puede más que avergonzarse de vivir en un pueblo que mira para otro lado y que no defiende sus derechos democráticos conseguidos con tanto esfuerzo por las generaciones que nos han precedido.

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